Libro: Salmos

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?

Salmos 42-43

Inaugurando el Salterio, Aquí tenemos la introducción, junto al Salmo 2. El Salmo 1 habla de nosotros, los individuos, nos hace pensar a nosotros, y establece el tono de cómo se debe adorar a Dios. El Salmo 2 habla del Mesías, el Gobernador Real y Divino. La ley (Salmo 1) y el Rey (Salmo 2) es lo que prevalece a través de los Salmos. Llama mucho la atención del Salmo 1, las expresiones que implican hábitos constantes, cosas que uno hace diariamente o deja de hacer.

Salmo 1