Por sus frutos, podemos identificar si alguien es un creyente o no lo es. Cuando alguien viene a Cristo, cuando alguien acepta a Cristo como su Salvador y su Señor, algo pasa, algo cambia. No es la misma persona. Es algo evidente. No hay manera de que no pueda salir a luz. Dentro de estos frutos que Juan menciona en su carta, hay una evidencia que es que la principal, y es la que veremos en estos versículos.