Inaugurando el Salterio, Aquí tenemos la introducción, junto al Salmo 2. El Salmo 1 habla de nosotros, los individuos, nos hace pensar a nosotros, y establece el tono de cómo se debe adorar a Dios. El Salmo 2 habla del Mesías, el Gobernador Real y Divino. La ley (Salmo 1) y el Rey (Salmo 2) es lo que prevalece a través de los Salmos.
Llama mucho la atención del Salmo 1, las expresiones que implican hábitos constantes, cosas que uno hace diariamente o deja de hacer.