Expositor: Tony Marotta

Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?

1 Juan 3:11-18

Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

1 Juan 3:4-10

Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.

1 Juan 2:28-3:3

Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

1 Juan 2:15-17

Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.

1 Juan 2:12-14

Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario. Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman.

1 Timoteo 5:18-20

Por sus frutos, podemos identificar si alguien es un creyente o no lo es. Cuando alguien viene a Cristo, cuando alguien acepta a Cristo como su Salvador y su Señor, algo pasa, algo cambia. No es la misma persona. Es algo evidente. No hay manera de que no pueda salir a luz. Dentro de estos frutos que Juan menciona en su carta, hay una evidencia que es que la principal, y es la que veremos en estos versículos.

1 Juan 2:7-11

El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él

1 Juan 2:3-6